FE

Primero, dar es una declaración activa de mi fe, reconociendo a Dios como mi verdadero proveedor. Cuando lo damos, afirma nuestra confianza en su capacidad para satisfacer todas nuestras necesidades, es un acto de gratitud por su provisión y me permite asociarme con Dios en lo que está haciendo a través de mi iglesia y en el mundo.

FIDELIDAD

En segundo lugar, dar requiere disciplina personal. No está destinado a ser algo casual u ocasional. En 2 Corintios 8-9, la Biblia nos enseña a dar de buena gana, con generosidad y alegría. Debemos dar con regularidad ya que la provisión de Dios para nosotros es constante. En Malaquías 3:10, vemos que el punto de partida de Dios para dar se llama "el diezmo", lo que significa que damos el primer 10% de nuestros ingresos como un regalo a Dios y confiamos en Él para satisfacer todas nuestras necesidades con el 90% que permanece. A través de nuestros diezmos y cualquier ofrenda adicional, demostramos que somos fieles en el manejo de lo que Dios nos ha provisto.